Revista: | Artes de México |
Base de datos: | CLASE |
Número de sistema: | 000444739 |
ISSN: | 0300-4953 |
Autores: | Sugiyama, Nawa1 |
Instituciones: | 1George Mason University, Fairfax, Virginia. Estados Unidos de América |
Año: | 2016 |
Periodo: | Jun |
Número: | 121 |
Paginación: | 30-35 |
País: | México |
Idioma: | Español |
Tipo de documento: | Artículo |
Enfoque: | Descriptivo |
Resumen en español | Vistos como la noche y el día de la gran ciudad, el jaguar y el puma eran los acompañantes predilectos en los rituales de guerreros y sacerdotes. En diálogo con los registros arqueológicos y la iconografía, la autora nos da cuenta de las interacciones sagradas entre el hombre y el felino en la antigua Teotihuacan. En Teotihuacan, la ciudad de los dioses (100 a.C.-550 d.C.), los animales figuraban como piezas centrales de su refinada tradición pictórica y escultórica. Con frecuencia, desempeñaban un papel protagónico en escenas de ritos sacrificiales, como guerreros en las batallas y como feroces carnívoros devoradores de corazones humanos. no resulta sorprendente que el jaguar (Panthera onca), que como se sabe fue el principal ícono del poder, el señorío y el belicismo en toda Mesoamérica, también haya sido un elemento importante en el repertorio iconográfico teotihuacano. Sin embargo, como Teotihuacan está lejos del hábitat natural de los jaguares, había que importarlos a las tierras altas semiáridas de la cuenca de México. Quizá por eso hallamos también muchas imágenes de su contraparte, el puma (Puma concolor), cuya presencia era común en la región. Juntos representaban una dualidad dinámica entre el cielo estrellado de la noche y el dorado Sol |
Disciplinas: | Antropología, Arte |
Palabras clave: | Arqueología, Pintura, Escultura, Iconografía, Jaguar, Teotihuacán, México |
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