Revista: | Revista de salud pública (Córdoba) |
Base de datos: | |
Número de sistema: | 000583217 |
ISSN: | 1852-9429 |
Autores: | Muñoz, Sonia E.1 |
Instituciones: | 1Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA). CONICET. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Córdoba., |
Año: | 2023 |
Volumen: | 29 |
Número: | 1 |
País: | Argentina |
Idioma: | Español |
Resumen en español | En el siglo XXI, nos encontramos en un momento crucial donde la salud y el bienestar de las personas están intrínsecamente ligados a la preservación del medio ambiente y a la sostenibilidad de nuestro planeta. Cada vez más, comprendemos que no podemos separar el cuidado de nuestra salud de la salud del ecosistema en el que vivimos. Surge así la necesidad imperante de abordar la interrelación entre la salud humana, el cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Este enfoque holístico nos exige replantear nuestros conceptos y prácticas en el ámbito de la salud pública, reconociendo que la promoción del bienestar individual y colectivo está estrechamente vinculada con la protección y preservación del entorno natural que nos rodea. Es necesario adoptar una perspectiva integradora y multidimensional en el ámbito de la salud, que abarque desde las dimensiones individuales hasta las colectivas, desde lo biológico hasta lo ambiental, y desde lo local hasta lo global.Cada persona y comunidad tiene una concepción propia de lo que entiende por salud y esta concepción rige el modo en que cada comunidad se organiza para su cuidado. El concepto de salud, por lo tanto, es dinámico y está influido por aspectos socio-históricos propios de cada contexto. Tan es así, que desde las primeras definiciones donde la salud se concebía como la ausencia de enfermedad, el concepto ha evolucionado incorporando cada vez más dimensiones yendo de lo individual a lo colectivo, de lo biológico a lo emocional e interacción con el ambiente[i] y desde una concepción objetiva a la de salud sentida. Hoy, más que nunca, esto cobra cabal importancia, puesto que los desastres naturales y situaciones sanitarias de los últimos años nos han obligado a reconocer la interdependencia del clima, los ecosistemas, la biodiversidad y las sociedades humanas, al punto tal que la Organización de las Naciones Unidas promueve desde 2021 el concepto de "Una salud" (2021) para este enfoque integrador y como aspecto fundamental para alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible[ii]. El VI informe del Panel Internacional para el cambio climático[iii] ha mostrado cómo el cambio climático está afectando la salud y el bienestar humano en todo el mundo. La evidencia señala un aumento de las inequidades en salud, mayor frecuencia de enfermedades infecciosas y emergentes, así como el aumento en la intensidad y distribución de enfermedades transmisibles y no transmisibles. En todas las regiones, los sistemas y comunidades más vulnerables son los más afectados por los impactos del cambio climático. Esas comunidades son también las con mayor carga de enfermedad, incluso por causas prevenibles, y por tanto las más desafiadas en su capacidad adaptativa. A los determinantes sociales de la enfermedad se les suman los ambientales y climáticos que exacerban las inequidades.El cambio climático ha provocado ya pérdidas irreversibles en ecosistemas marinos, costeros y terrestres y son mayores a los que se esperaban. El deterioro de los ecosistemas, su resiliencia y capacidad adaptativa, así como cambios en el patrón climático estacional, han tenido importantes consecuencias socioeconómicas. El incremento en frecuencia e intensidad en eventos extremos ha provocado disminución en la biodiversidad y afectado negativamente los sistemas hídricos y productivos de alimentos. La acidificación y calentamiento de los océanos ha ocasionado pérdidas importantes en la acuicultura. Todo ello ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria e hídrica principalmente en latitudes medianas y bajas e islas pequeñas. Las pérdidas bruscas en producción y acceso a alimentos han afectado la diversidad de la alimentación, aumentando la malnutrición principalmente en pueblos originarios, hogares de bajos recursos, niños y ancianos y ha provocado migraciones poblacionales a zonas más favorables. En este contexto, los desafíos son múltiples y esta nueva realidad nos convoca a trabajar de manera conjunta e integrada, para anticiparnos en las habilidades para prevenir, mitigar, adaptarnos y mejorar la capacidad de resiliencia a los efectos del cambio climático. Es tal la inminencia de estas necesidades que los principales organismos internacionales vienen trabajando al respecto desde hace varios años para incluir estos aspectos en la agenda de los países, como lo testimonian el acuerdo de París[iv] o los objetivos del desarrollo sostenible[v]. El sistema sanitario en particular, enfrenta retos significativos en muy diversos órdenes, particularmente en la atención a poblaciones eco-refugiadas o migrantes, así como en la integración de registros y sistemas de salud. Las migraciones obligan a pensar en la articulación y acceso a su historial de salud en los lugares de destino dondequiera que estos sean o evaluar las implicancias del desarraigo cultural y las posibilidades de un accionar intersectorial e interjurisdiccional. El accionar con decisiones oportunas y adecuadas a cada contexto, no es un detalle menor a la hora de evaluar la disponibilidad y calidad de la información en sistemas con coexistencia de registros digitales y en papel, o vacíos de información y sistemas de salud desarticulados.El cuidado del ambiente, la preservación de la biodiversidad para la mitigación de los efectos del clima, implica también el desarrollo de nuevas estrategias por parte de los sistemas productivos de bienes y servicios. Se requiere mejorar la articulación entre el sector público y privado (gobiernos y sociedad civil y empresas), estimulando la competitividad de aquellos emprendimientos de prácticas más ecológicas y sostenibles, y la promoción de patrones de consumo amigables con el ambiente. Las nuevas y cambiantes condiciones eco-ambientales demandan la adquisición de nuevas competencias en los profesionales de la salud. En este sentido, numerosos organismos educativos se están nucleando en consorcios internacionales[vi] para trabajar en la adecuación de la currícula de las Universidades a las nuevas problemáticas sanitarias, convencidos de la capacidad de los profesionales de la salud para influir en las políticas ambientales y defender los derechos de las comunidades más vulnerables y su capacidad de resiliencia. Sin embargo, la acción en salud pública no puede limitarse únicamente a las ciencias de la salud, sino que requiere la colaboración de profesionales de diferentes áreas, sociedad civil y responsables de la toma de decisiones. Las instituciones educativas tienen la responsabilidad de generar conciencia y proporcionar una formación integral y transversalmente a todas las disciplinas para enfrentar los desafíos del cambio global, pero también es necesario un profundo ejercicio de responsabilidad individual y colectiva.A medida que enfrentamos los desafíos sin precedentes del cambio climático y la preservación de la salud, también encontramos una gran oportunidad para generar un cambio positivo y construir un futuro más sostenible y saludable. Aprendemos de las lecciones del pasado y nos damos cuenta de que nuestras acciones individuales y colectivas pueden marcar la diferencia. Al adoptar un enfoque integrador, trabajando en colaboración entre sectores, comunidades y países, podemos fortalecer la resiliencia de nuestras sociedades y proteger la salud de las generaciones presentes y futuras. La educación, la conciencia y la responsabilidad son pilares fundamentales en este camino, y cada uno de nosotros tiene un papel relevante que desempeñar. A través de la innovación, la investigación y la implementación de prácticas sostenibles, podemos lograr un equilibrio entre el cuidado de nuestra salud, el respeto por el medio ambiente y la promoción de una sociedad más justa e inclusiva. Con determinación y acción conjunta, podemos forjar un futuro en el que la salud y el bienestar de todos estén en armonía con la salud de nuestro preciado planeta. Construyamos juntos un mundo más saludable y sostenible para todos. [i] Guerrero L, León A. Aproximación al concepto de salud. Revisión histórica. Fermentum. Revista Venezolana de Sociología y Antropología 2008, 18(53)[ii]FAO. Una Salud. https://www.fao.org/one-health/es[iii] IPCC (2022) Intergovernmental Panel on Climate Change. Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Available in: https://report.ipcc.ch/ar6/wg2/IPCC_AR6_WGII_FullReport.pdf [iv] Acuerdo de Paris. https://unfccc.int/es/acerca-de-las-ndc/el-acuerdo-de-paris[v] Objetivos del Desarrollo sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/[vi] Global Consortium on Climate and Health Education. https://www.google.com/url?q=https://www.publichealth.columbia.edu/research/centers/global-consortium-climate-health-education&sa=D&source=docs&ust=1686083471773003&usg=AOvVaw3ibnHkSCuNbCFf5_4CDoeq |
Palabras clave: | cambio climático, salud humana, salud global, desarrollo sostenible, inequidades sociales |
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